
En términos físicos, los amenazantes a las células sanas están relacionados con estilos de vida perjudiciales, y uno de ellos es la mala nutrición. Foto’/EFE/Archivo
Por Teresita Heydrich Blanco
Especial Miprv.com
San Juan- En abril, mes de la prevención y detección temprana del cáncer, es importante crear conciencia sobre la prevención y detección temprana de esta enfermedad, además de conocer los factores de riesgo que podrían agravarla y propagarla.
Existen diferencias entre prevenir y detectar, según explicó la doctora Edna Mora, oncóloga e investigadora del Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico.
“La prevención implica que vamos a hacer algo para evitar que el cáncer ocurra. La detección temprana es tratar de encontrarlo lo antes posible”, manifestó la doctora, quien cita como ejemplo las pruebas como la mamografía y la colonoscopía, las que “no previenen el cáncer, pero lo detectan de forma temprana”.
La doctora Mora, catedrática del Departamento de Cirugía de la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ciencias Médicas, favorece la teoría que apunta a una causa multifactorial, en la que el aspecto psico- emotivo juega un rol esencial a la hora de propagar la enfermedad.
“Está científicamente documentado que el estrés, aunque no induce el cáncer, una vez que hay células cancerosas creciendo, hace que crezcan más rápidamente. El estrés es algo subjetivo, no es físico, es emocional, cada persona lo siente a su forma y las causas son individuales, pero hay que trabajar con el mismo”, sostuvo.
No obstante, existen algunas fuentes de estrés que tienden a ser comunes entre todos. Un ejemplo son las relaciones tóxicas, tanto en el trabajo, en el hogar y la comunidad.
“Afectan el cuerpo, conducen a la depresión, al coraje. Uno piensa: ‘y cómo lo prevengo’, el propósito va más dirigido a tratar de mejorar su efecto dañino, a modificar la forma en que pensamos y cómo nos sentimos y reaccionamos”, expresó.
Por eso, la doctora mencionó que “existen alternativas para lidiar con el estrés, como el yoga, reiki, meditación, musicoterapia”.
Los estudios también han probado que las personas que enfrentan un evento significativo altamente emotivo, como puede ser la pérdida de un ser querido, han llegado a desarrollar cáncer en un periodo de dos años, particularmente si esa aflicción o depresión no desaparece y se prolonga en el tiempo o se vuelve crónica, y a la vez amenazante al organismo.
En términos físicos, los amenazantes a las células sanas están relacionados con estilos de vida perjudiciales, y uno de ellos es la mala nutrición. En este sentido, se aconseja, basado en evidencia científica, a “no consumir azúcares ni harinas procesadas, optar por el stevia, por el agave y el arroz integral. Aumentar el consumo de frutas es también una forma de balancear lo que ingerimos. Para lograrlo hay que educar al adulto y al niño”, recomendó.
La población pediátrica se ha convertido en una de las más vulnerables en los últimos tiempos, con el desarrollo, a edades muy tempranas, de condiciones crónicas que antes solo surgían en adultos. Un vínculo posible es la sobre exposición a las nuevas tecnologías.
“Cada cinco minutos llega un correo electrónico o un mensaje de texto. Incluso, todo lo que se ve en Internet, un niño no lo procesó igual que un adulto. Uno lo ve como una norma, pero no lo es, es estar mirando casi todo el tiempo una pantalla, que además de constituir una fuente de estrés, les expone a un campo eléctrico que puede perjudicar a nivel orgánico, porque emite una radiación electromecánica”, puntualizó.
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