
Parecía ser el sábado más largo, con toda la emoción que habíamos vivido en el Bosque Guajataca y lo que nos esperaba allí, en Cueva Ventana./Foto miprv
Por Gloribel Delgado Esquilín
Miprv.com
Ya era media tarde cuando llegamos a Arecibo para seguirle el rastro al murciéalgo viejo (Tadarida brasiliensis). Parecía ser el sábado más largo, con toda la emoción que habíamos vivido en el Bosque Guajataca y lo que nos esperaba allí, en Cueva Ventana. Hacía mucho tiempo que no visitaba el lugar y la curiosidad me comenzaba a picar, especialmente porque estaba segura que por primera vez podría ver un murciélago de cerca.
Se unió a nuestra búsqueda otra amante de la naturaleza, Zuleika Parilla, que ya tenía experiencia buscándolos junto al biólogo boricua Angelo Soto de la Universidad de Florida. Teníamos claro que debíamos encontrar al murciélago viejo para tomarle una diminuta muestra de una de sus alas y completar estudios genéticos, comparándolo con la población de murciélagos en El Caribe y Las Bahamas.
Aunque Angelo me explicó que el murcielago viejo es de distribución bien amplia, porque abunda en el norte, sur y centro del continente, se está intentando identificar las diferentes especies de las zonas para establecer los patrones de vuelo y su distribución por el Caribe y el sur de Estados Unidos. Por ejemplo, esta especie habita en Florida y en Las Bahamas, pero una de las metas de investigación es entender cómo llegó a estas islas.
Con esa encomienda en mente, nos lanzamos a la búsqueda. Los ánimos eran buenos. Habíamos almorzado algo ligero y las piernas estaban listas para emprender la caminata hasta la cueva. Ya en la vereda, un pájaro bobo nos celebró la llegada y varios estudiantes de biología, el defensor del karso norteño, Abel Vale y el reconocido herpetólogo boricua Rafael Joglar, nos cruzaron por el camino.
Un perro estrafalario, que parecía sacado de una película de terror nos acompañó hasta la entrada de la cueva. Bromeábamos diciendo que era ‘el perro del diablo’ por su mirada perdida y su olor vagabundo.
Eramos cuatro entrando a la cueva, pero sólo teníamos tres linternas. Así que me tocó seguirle los pasos al fotógrafo Yoel Parilla, que igual que yo era novato identificando murciélagos por las paredes. Zuleika y Angelo doblaron el paso para buscar los animales por cada recoveco, mientras nosotros explorábamos poco a poco el escenario.
Lo primero que nos llamó la atención tan pronto entramos a Cueva Ventana fue el vandalismo. Varios visitantes que han pasado por la cueva han mutilado o escrito sus paredes con spray, a pesar de que Ley 111 del 12 de julio de 1985 protege las cuevas y cavernas de Puerto Rico y da una multa de 6 meses de cárcel o $500 de multa por alterar, romper o dañar estos recintos. Ese es el primer shock que se lleva cualquiera que ama los recursos naturales y respeta sus bondades.

Tan pronto entramos a la cueva descubrimos los grafittis que han dejado algunos visitantes./Foto miprv
Una vez adentro, le seguí los pasos a Yoel mientras el aleteo y el chillido de los murciélagos arriba comenzaban a agitarme el corazón. La humedad y el olor a guano me ubicaron rápidamente en el escenario, estábamos entrando a las entrañas de la tierra. Angelo y Zuleika caminaban rapidísimo, linterna y red en mano, intentando encontrar al famoso murci, que se caracteriza por ser más pequeño que cualquier murciélago común.

En la completa oscuridad comenzamos a escuchar a los murciélagos, que estaban por todas partes./Foto miprv
El tramo desde la entrada de la cueva hasta la famosa ventana es mínimo, tal vez unos 10 minutos en lo que se entra y se vislumbra la hermosa vista. Pero como íbamos buscando murciélagos por todo el techo de la ruta, el camino parecía eterno.
En ocasiones, confundíamos el aleteo de cientos de golondrinas con el vuelo de algún murciélago. Lo que sí era inconfundible era su sonido. Estos mamíferos voladores emiten un chirrido particular llamado ecolocación, que según me explicó luego el biólogo, es un sofisticado sistema de sonido que utilizan para moverse en la oscuridad. Es como si sus ojos vieran a través de los sonidos, no de las imágenes.
Gracias a sus chirridos, que rebotan con todo lo que encuentran y que son procesados por su especializado cerebro, los animales reproducen mapas mentales que les ayudan a moverse con precisión y soltura, perfecto para capturar insectos en la oscuridad.

Luego de un largo rato mirando la espectacular ventana de la cueva, Angelo y Zuleika regresaron hasta el enorme salón y nos dieron la mala noticia: el murciélago viejo no aparecía/Foto miprv
Luego de un largo rato mirando la espectacular ventana de la cueva, Angelo y Zuleika regresaron hasta el enorme salón y nos dieron la mala noticia: el murciélago viejo no aparecía por ningún sitio. Habían cientos de murciélagos de otras especies, pero al susodicho nada que ver. Ese brillaba por su ausencia.
Pero que no cunda el pánico, que Angelo capturó un murciélago frutero común (Artibeus jamaicensis), para conocer de cerca sus características y aprender sobre su sistema alimenticio, sus patrones de conducta y su distribución en toda la Isla.
Para conocer más sobre este murciélago, lee mañana el final de esta serie “En busca del murciélago viejo” y aprende algunos de los secretos más fascinantes de este mundo animal. Que disfruten su domingo.
Continuará…
3 Comentarios
agente2012
12/06/2011 at 11:20 amTremendas estas Cuevas, estuve en ellas en una vez. De verdad Puerto Rico tiene una naturaleza increíble.
PD: Si un día quieren organizar una excusión a las Cuevas de Aguas Buenas, me lo dejan saber, ya que las conozco bastante bien y tengo un pequeño grupo que en vez en cuando nos aventuramos en ellas.
Saludos!
En el Bosque de Guajataca en busca del “murciélago viejo” | Mi Puerto Rico Verde
12/06/2011 at 5:41 pm[…] seguimos la expedición hasta Cueva Ventana en Arecibo, para ver si conseguimos al ‘murciélago viejo’ o a cualquier otro murciélago del […]
miprv
12/06/2011 at 5:43 pmSi nos pasas tu correo electrónico, nos comunicamos contigo. Mil gracias por darte la vuelta. Siempre interesad@s en conocer más de nuestra hermosa isla. Saludos.