
Yoel y Angelo caminaban rápido, mientras me quedaba atrás acostumbrándome al ritmo de la vereda./Foto miprv
Por Gloribel Delgado Esquilín
Miprv.com
Llegamos al Bosque de Guajataca un sábado a la 1:53 de la tarde. La encomienda era capturar al murciélago viejo (Tadarida brasiliensis) para cortarle un pedacito de ala y soltarlo en el mismo lugar donde se encontrara. De esta manera, se podrían hacer estudios científicos para establecer lazos genéticos con otros murciélagos del Caribe y Las Bahamas.
El científico a cargo era el estudiante de doctorado Angelo Soto de la Universidad de Florida. Con él, Yoel Parilla, fotógrafo y amigo del biólogo y Mi Puerto Rico Verde, que le seguíamos los pasos por el bosque.
Entre ramas y hojas
Yoel y Angelo caminaban rápido, mientras me quedaba atrás acostumbrándome al ritmo de la vereda. Tan pronto entramos al camino, bordeamos uno de los costados del Parador Guajataca que queda sobre un farallón de piedra. Allí el reggueatón retumbó por varios minutos en lo que nos perdíamos monte adentro. “Seguramente un quinceañero”, pensamos en voz alta.
En cuestión de minutos, ya solo escuchábamos nuestros pasos en el bosque y movimientos sutiles entre las ramas y hojas. Las veredas estrechas, la vegetación tupida, las telarañas nos cruzaban gargantas, brazos y cara. Una araña enorme nos llamó la atención y paramos a fotografiarla. De la nada, un insecto de palo apareció a darnos la bienvenida. Igual que en la película “El laberinto del fauno” de Guillermo del Toro, en la que un animalito parecido le sigue los pasos a la protagonista, pensé.

El científico a cargo de la investigación era el estudiante de doctorado Angelo Soto de la Universidad de Florida./Foto miprv
Para sacarle el ADN
Luego de varias fotos al insecto, Angelo y Yoel divisaron varias culebras corredoras (Alsophis portoricensis) que se movían rapidísimo entre las hojas y las raíces de los árboles. Intentaron agarrar varias, pero ni de cerca pudieron. Así estuvieron por buena parte del camino hasta que llegamos a nuestro destino: la entrada de un antiguo túnel del tren donde abunda el murciélago viejo.
El objetivo era tomar muestra de una de sus alas, un tejido muerto, similar a la cutícula de las uñas humanas. Según me explicó luego Angelo, este tejido contiene células de las que se puede obtener ADN para hacer estudios genéticos. Al capturarlo, se le hace un rotito de 4mm de diámetro en el ala del murciélago. Luego se suelta donde se agarró y el tejido recolectado se preserva en alcohol hasta que esté listo para sacarle el ADN en el laboratorio.

Ya en el túnel, el biólogo buscaría al "murciélago viejo" con linterna y red en mano./Foto de Yoel Parilla
Al final, el murciélago queda con un rotito en el ala, pero según me contó el biólogo, “este procedimiento no les duele, el murciélago puede volar de lo más bien, y el rotito en el ala sana dentro de una a dos semanas dejándolo vivir una vida feliz y sana”.
“¿Que cool verdad? Investigación sostenible”, bromeó Angelo al explicarme el procedimiento. Con todo esto dicho, lo importante era conseguir uno para comenzar el proceso. Pero, antes de entrar al túnel, vuelvo al camino. A unos pasos de llegar a nuestro destino, escuchamos gritos y risas de un grupito de boricuas gozando de lo lindo.
A lo lejos se escuchaba el splash del agua en el medio del bosque. Y allí mismo, divisamos entre las hojas de los árboles una imagen difícil de creer. Un río azuloso allá abajo. Ninguno de los tres lo conocía. Así que luego de buscar al murci, exploraríamos ese oasis.
Apresuramos el paso hasta el túnel. Allí Angelo buscaría al murciélago viejo con linterna y red en mano. Afuera esperábamos Yoel y yo, que observábamos con calma la vegetación tupida del Bosque Guajataca. El primero que se hizo sentir fue un San Pedrito, que volaba entre las ramas de un árbol en lo alto. Su indiscutible trino “prii”, que simula el sonido de un insecto, llenó el bosque de cánticos sugerentes.
Murciélago callejero

El primero que se hizo sentir fue un San Pedrito, que volaba entre las ramas de un árbol en lo alto./Foto de Engie De Jesús
Estuvimos buen rato esperando a que Angelo saliera con el murci. Yoel y yo intentamos acompañarlo en el túnel, pero Angelo se movía rápido explorando todo el techo, paredes y recovecos del lugar. Mejor esperar afuera.
Al rato, tres jóvenes con un celular que reproducía música de reggueatón a todo volumen, (por supuesto), se acercaron al túnel. Eran los mismos que minutos antes gritaban y se tiraban en el río cuesta abajo. Nos explicaron cómo llegar y nos dijeron el nombre del lugar: El Ucar. Ya teníamos plan B, tan pronto se hiciera la muestra del animal. La única mala noticia fue que los murcis no aparecieron.
Según nos explicó el biólogo, este murciélago abunda en Puerto Rico, pero es un animal bastante escurridizo y puede cambiar de hábitat con facilidad. Desde ese momento, lo bautizamos el “murciélago callejero”. 🙂
Ahora el plan era ir a buscarlo a otro de sus lugares favoritos: la Cueva Ventana en Arecibo. Pero antes… Yoel sugirió (!!!!) pasar por El Ucar para verlo de cerca.
Sean ustedes testigos. Aquí publicamos varias fotos del lugar, en donde no solo nos dimos un chapuzón, sino que nos tiramos de un columpio de soga y madera que colgaba de árbol y brincamos de una rama inmensa que casi cruzaba el charco.
Luego, descubrimos que se trataba de un tramo del Lago Guajataca que conecta con el mar y que hasta los surfers subían de la playa en sus tablas y algún aficionado al kayak, para darse un baño en agua dulce. Una de esas bellezas boricuas que indudablemente conserva su encanto. Después de la parada de rigor, seguimos para Arecibo, Angelo seguía enfocado en conseguir el murci, justamente viajó a Puerto Rico con esa misión.

En este hermoso rincón de lago vimos amantes de kayaks y surfers paleteando en sus tablas./Foto miprv

Todavía nos quedaba la encomienda de ir en busca del murciélago. Ahora íbamos a Cueva Ventana en Arecibo./Foto miprv
Mañana seguimos la expedición hasta Cueva Ventana en Arecibo, para ver si conseguimos al ‘murciélago viejo’ o a cualquier otro murciélago del patio que nos deje verlo de cerca y conocer sus maravillas.
Continuará…
3 Comentarios
Angelo Soto
11/06/2011 at 10:03 amÚnico. Me encanto! Gracias y sigan adelante.
miprv
11/06/2011 at 11:54 pmGracias a ti por tu excelente trabajo. Exito y que sigan las expediciones y la investigación científica!
Jaime Villeta García
13/06/2011 at 5:18 pmSaludos, gracias por el muy interesante artículo e historia. Soy un gran aficionado de las aventuras de turismo interno, especialmente las que incluyen destinos tan hermosos como los que publicaron en sus fotos. Les quisiera pedir el favor, si me pudieran decir como llegar a este rincón natural dentro del corazón del Bosque Guajataca. Muchas Gracias. Éxito en sus futuros trabajos científicos.