
Tenemos que comenzar a reconocer que todos nosotros estamos en el mismo bote, el estudiante, el policía, el maestro, el taxista, el asalariado… ellos son los pocos que están en el mando y es contra ellos que deben ir nuestras críticas y nuestra furia. Foto/José Maldonado -Miprv.com
Por Yvette Núñez Sepúlveda
Estudiante de Antropología e Historia del Arte en la Universidad de Puerto Rico
Líder Ambiental y Comunitaria
Columna de Opinión
Nos levantamos ayer con imágenes de manifestantes protestando en contra de la imposición de la Junta de Control Fiscal y la gran Conferencia de PROMESA.
Fueron muchos los que se mantuvieron por horas viendo en vivo lo que ocurría, miles los que comentaban pero muy pocos los que no se quitaron y se quedaron luchando allí.
Inmediatamente comenzaron las críticas y los insultos hacia los que no se quitan y estaban en pie de lucha desde temprano en la mañana. Como si fuera un coro repetitivo colmado de apatía que se recita de parte de los críticos experimentados en esta materia comenzaron a aflorar sus típicos insultos: “chorro de vagos, los pelús estudiantes de nuevo que se roban la beca pell, revoltosos, violentos….”.
Muchos alzaron sus dedos en los teclados de sus computadoras y celulares defendiendo los derechos de los policías y de los asistentes a la conferencia y en contra de la “violencia” que percibieron a través de unas fotografías en tomas que parecían obras perfectamente alineadas para alimentar el hambre de los grandes críticos cibernéticos.
Todos estaban en contra de la violencia, luchar sin violencia pero, ¿qué es violencia? Entonces es cuando tenemos que analizar no el problema en sí, sino la raíz del problema.
La violencia, por definición, se manifiesta a través de interacciones en donde se le provoca o amenaza a un individuo o colectividad con hacerle daño o someterlo a acciones en contra de su voluntad. Según La Parra y Tortosa, “el término violencia estructural es aplicable en aquellas situaciones en las que se produce un daño en la satisfacción de las necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad) como resultado de los procesos de estratificación social, es decir, sin necesidad de formas de violencia directa”.
Entonces, ¿no ha sido nuestro pueblo tratado violentamente desde que somos colonia, no se acaba de imponer el poder supremo de 7 individuos que no han sido elegidos por el pueblo?.
Tenemos una historia llena de violencia, de actos que nos han violentado tanto individualmente como colectivamente y esta violencia ha sido perpetrada por las esferas de poder y minoría.
Para calmarnos luego de tanta violencia que ha llevado a muchos puertorriqueños a abandonar su tierra, nos crearon el #yonomequito.
Los medios de comunicación se han dedicado a difundir este hashtag como símbolo de orgullo para los que nos quedamos y lo que han creado ha sido una gran división entre los que se quedan y los que se van.
Como bien dice el refrán y yo lo adapto: divide la opinión pública y vencerás… y que no se nos olvide quienes son los que dirigen los principales medios del país.
Entonces, los que nos quedamos nos cuestionamos para qué nos quedamos. ¿Para sentarnos a ver las en las noticias la novela de como Anaudi y todos los políticos nos han robado el país y han violentado los derechos básicos del pueblo, para esperar a que comience la implantación de las grandes promesas de austeridad que nos va a traer la Junta de Control Fiscal y sus integrantes no elegidos por el pueblo, violentado nuestros derechos a escoger quién nos gobierne? NO.
Nos quedamos para luchar, porque el yo no me quito no puede continuar siendo un símbolo de sumisión para el que se queda, no puede seguir siendo una herramienta de control que estigmatiza al que se va y limita al que se queda al conformismo de lo que hay.
Las acciones que se nos están imponiendo son violentas y si no salimos a mostrar nuestra oposición en contra de ellas, ¿quién lo hará?. Si seguimos justificando la violencia y represión del gobierno no podemos esperar menos corrupción y más equidad para el pueblo.
Si queremos que nuestra sociedad mejore para no quitarnos tenemos que salir a defendernos y para defendernos hay que luchar y las luchas no son amistosas. ¿Cómo podemos esperar que luego de tanta violencia de parte del gobierno el pueblo sea sumiso?.
Debe avergonzarnos que les exijamos más a los nuestros, al pueblo, que a los causantes de esta crisis que vivimos.
Tenemos que comenzar a reconocer que todos nosotros estamos en el mismo bote, el estudiante, el policía, el maestro, el taxista, el asalariado… ellos son los pocos que están en el mando y es contra ellos que deben ir nuestras críticas y nuestra furia.
Dejemos de sobre analizar por qué una mujer tiene vellos en sus axilas y comencemos a analizar la raíz de los problemas sociales y ecológicos que estamos enfrentando a consecuencia de la violencia estructural que sufrimos. No nos dejemos controlar por un lado de la historia influenciado por los sectores de poder del país que están tratando de silenciar, desprestigiar y violentar a los que no se quitan.
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